Un Huerto Urbano

Aunque tarde, ya es tiempo de cosecha, han pasado varios meses desde que sembré habas y lechugas, no muchas, por que -claro-, el espacio que tengo no da para más, pero siempre relaja dedicarle un tiempo a un huerto y poder recolectar lo que hemos sembrado.
A pesar que las habas son cultivos de otoño-invierno, con el clima tan cambiante, no fue sino hasta primavera que empezaron a mostrar flores.



En general cuando el fruto ha cuajado, no demora más que unas semanas en estar listos para cosechar, lo mejor es esperar a que haya una cantidad considerable para que valga la pena.







Hace unos días, ya para preparar los cultivos de verano, recolecté todo. Las lechugas, se dieron perfectamente, eso sí, hay que tener cuidado con los días de calor, que provocan la aparición del tallo floral, con lo que perdemos calidad, sin embargo siempre es bueno dejar una planta produciendo semillas, para la siguiente temporada.



Y acá las habas, no fueron muchas y un puerro que quedó de la siembra anterior.



Luego; ¿Qué hacer con los desechos?, las habas producen una buena cantidad de material verde, que se descompone fácilmente, lo mejor es trozarlo e incorporarlo directamente al terreno, aprovechando su gran porcentaje de nitrógeno.






Nota; todas las leguminosas, árboles, plantas o verduras, tienen en sus raíces una bacteria que se llama rhizobium, en palabras simples, lo que hacen es captar el nitrógeno que está en el aire, fijándolo al suelo disponible para las demás plantas, en cierta forma es una fertilización natural de la tierra.(nitrógeno que es fundamental para el desarrollo de cualquier organismo del reino vegetal). Acá una foto de las bacterias.



Tenía listos los almácigos de tomates y pepinos, así que los transplanté el mismo día. Estos se deben hacer cuando no hay peligro de heladas, se puede también adelantar, dejándolos en un lugar protegido, o cómo en mi caso, los dejé en el alféizar de una ventana soleada, al mes o mes y medio ya deberían estar listos para plantarlos.






También tenía de esas botellas plásticas de 5 litros, que no lograba quitármelas de encima, así que cortándoles la parte superior, también planté ahí.




Y por supuesto unas lechugas, que son las que más rápido crecen en esta época.



Aunque a veces no tenemos espacio ni tiempo, siempre podremos aprovechar una pared, un balcón, una ventana, una terraza o cualquier sitio donde tendremos nuestro pequeño huerto en la ciudad, ya se darán cuenta lo mucho que relaja en esos días difíciles que algunas veces tenemos.

Un Saludo
Pablo L.

Reforestando...

Se suele tener el concepto errado que las reforestaciones acaban en el minuto que ponemos el árbol en la tierra, y este es uno de los puntos por los que la mayoría no perdura en el tiempo, una especie, aunque sea silvestre, adaptada al frío, la lluvia o la sequedad del verano, necesita ciertas ayudas para aumentar el porcentaje de supervivencia, la más importante es algo de humedad en estos meses de primavera-verano, donde -a excepción de un par- las lluvias no son importantes.
Es miércoles por la mañana, como siempre, amanece nublado, cargo mi mochila, algo de música y pasado cerca de dos horas caminando llego al lugar donde ya poco se siente que esté en la misma ciudad, pretendo hacer un conteo y ver que tal van, ya pasados varios meses desde las plantaciones,la lejanía de los lugares reforestados hace tedioso el trabajo, pero siempre es grato seguir conectado con el monte.
Son 3 sectores los que revisé, lamentablemente se han "perdido" varios árboles, supongo que como hay senderos cercanos, alguien los ha sacado, por que sólo queda el agujero en el suelo, pero bueno, son cosas que podían pasar. De los 70 árboles que puse en estos sectores, quedan 58, y aunque fuese sólo uno ya valdría la pena.

Un labor muy útil para conservar la humedad, es el uso de alguna cubierta en la base del árbol, comúnmente se usa un plástico. Lo primero es despejar el árbol.


Luego regamos un poco, ya se imaginarán los difícil que es bajar el cerro con varias garrafas de agua, sin embargo,tengo la ayuda de un buen amigo.




Un cuadrado de plástico, que puede ser transparente o de color, se hace un corte desde el centro hasta el borde.



Se coloca sobre la tierra húmeda alrrededor del árbol y se cubre con tierra.



En palabras sencillas, el plástico mantiene el agua en esa área, digo, el agua del suelo, se evapora y al estar cubierto con plástico, no puede escapar, se condensa y vuelve a caer...de esta forma mantenemos el ciclo, prolongando por un buen tiempo estas condiciones.




Es bastante efectivo y debería funcionar por un buen tiempo, aunque siempre es útil darse una vuelta de vez en cuando. Acá se ve como empieza a funcionar.




Cuando acabo con los 58 árboles, el sol pega fuerte, pero ya poco importa, tampoco tengo en cuenta los moratones y las caídas, que siempre me entrega lo empinado de este cerro, ojalá y estas especies sobrevivan, y si no, no hay duda que seguiré plantando.

Un Saludo
Pablo L.

Sembrando Robles

Siempre que sembramos algo, en cierta forma estamos contribuyendo a la preservación de las especies, ayudando con esto a recuperar nuestros bosques devastados en beneficio del mal llamado "progreso", y por cierto, un árbol en estado adulto, llega a producir tanto oxígeno como el que necesita 10 personas para sobrevivir diariamente, entonces.. ¿Cómo no hacer el intento...?
Hace ya varios años que quería sembrar unos robles, Quercus robur, en otoño recolecté unas bellotas, imagino que siempre resultará raro para las personas ver a un tipo recogiendo semillas, pero bueno, siempre recuerdo a una compañera de recolección que me decía que los extraños debían ser ellos que aún no se aventuraban en recoger una semilla.
Dentro del Género de los Quercus, los robles, son los más comúnes, típicamente plantados para usar su madera o en paisajísmo por la variedad de colores que muestran cuando llega el frío en otoño.


Las bellotas pierden su poder germinativo de manera rápida, por lo que se deben sembrar una vez recolectadas, en estado natural, la germinación comienza apenas toca el suelo, acá una que vi en el alcorque del árbol.


Las semillas de roble son muy similares a las de encinas, sin embargo son de un color marrón más claro, aunque son dicotiledoneas, nunca vemos el par de hojas falsas, siempre se encuentran bajo tierra, nutriendo a la planta en sus primeros meses, incluso llegando a sobrevivir sólo con esta ayuda sin la necesidad de nutrientes externos.


La siembra es como cualquier semilla, se recomienda un par de días en agua corriente.


Idealmente se hace en contenedores de una profundidad mayor a los 20 cm.,pero yo la hice en los que encontré, de manera horizontal y se cubren con una mezcla de compost y arena (1:1).




Las especies de éste género tienen una capacidad de sobrevivencia increíble, durante el invierno, sólo se dedican a crecer bajo la superficie, con una raíz principal muy potente, y no aparecen sus hojas sino hasta principios de primavera, esto lo hace para superar el periodo de bajas temperaturas, si no ocurriese, pocas serían las plantas que sobrevivirían al frío.



Ya en septiembre empiezo a ver los primeros brotes, y ya luego con las temperaturas más templadas el desarrollo se acelera, el porcentaje, diría que es cercano al 95%, apareciendo más de 200 plántulas, es de las que mejor porcentaje germinativo me ha tocado sembrar.



Acá en diferentes etapas de desarrollo.



Como la mayoría de los caducos, presentan estaciones de crecimiento muy marcados, hasta fines de diciembre crecerán, luego en verano, sólo cambiaran sus tejidos a leñosos, por lo que estos 4 meses las plantas lo aprovechan al máximo.



Al día de hoy los robles ya alcanzan los 12 cm. dudo mucho que crezcan más, sólo un par de cms. con suerte, incluso de pequeños, los tonos y formas de sus hojas varian entre unos y otros, de ahí lo interesante en propagar especies a partir de semillas.








Probablemente estas semillas hubiesen sido barridas por el cuidador del parque y acabado en la basura, con esto, no aseguro su supervivencia, sólo una oportunidad, la misma que hubiesen tenido en estado natural, pero no en la ciudad, supongo que en un par de años, estos árboles irán a repoblar algún lugar, que, obviamente sobran en esta ciudad.

Un saludo
Pablo L.